A la hora de hacer tu limpieza de cutis, seguro que te surgen muchas dudas como: ¿agua caliente o agua fría? ¿Utilizar un limpiador suave o un exfoliante granulado? ¿Debemos usar el cepillo o no? Vamos a despejarlas todas en nuestro artículo para sacarle el máximo partido a tu limpieza diaria para llegar a tener un cutis saludable.
Lo primero de todo, y que es importantísimo, es quitar el maquillaje. No deben quedar restos alguno. Una vez que lo hayas eliminado, debes empezar a echarte agua tibia usando los dedos, haciendo círculos, para poner el limpiador. Eso sí, vamos a ver diferentes pautas para seleccionar un producto u otro dependiendo de tu tipo de piel:
PIEL SECA
Para este tipo de piel es mejor utilizar limpiadores cremosos, ya que ofrecen la humedad que necesita tu cutis, sobre todo los que están hechos a base de glicerina o manteca de karité. El agua micelar también puede ser una muy buena elección.
PIEL GRASA
En el caso que tengas un cutis graso será mejor un limpiador en formato espuma, ya que de esta manera no se acumula más grasa. Asimismo, no es bueno que uses cosméticos a base de aceite para evitar los brillos.
PIEL CON TENDENCIA ACNEICA
Si tienes tendencia a tener acné, te aconsejamos el uso de un limpiador específico, ya que los medicamentos concretos para el acné pueden dejarte la piel seca e irritada. En este caso es mejor hacer el lavado con agua caliente, ya que favorece la eliminación de la grasa.
Lo que sí hay que tener en cuenta, de forma general, es hacer mucho hincapié en la “zona T”, es decir, frente, nariz y barbilla, ya que es en esa zona donde más bacterias y polución podemos encontrar. Realizaremos el procedimiento dos veces al día. En este caso, no utilizaremos el agua fría, ya que cierra los poros.
Si embargo, a pesar de que está muy de actualidad, no aconsejamos la utilización diaria de los cepillos faciales, sino que deben usarse como algo eventual.
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